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¿Debe intentarlo la izquierda?

Resulta aconsejable no confundir deseos con realidad ni realidad con ficción. En 2010, cuando Zapatero fue abducido, sólo nos quedó la esperanza manifestada en las calles. La situación empeoró cuando Rajoy desactivó la plaza pública, menguó derechos, aumentó la desigualdad y sus políticas en sanidad, educación, dependencia e indecencia, que merecieron una respuesta contundente, transitaron con normalidad y sumisión. Incautos, nos dejamos seducir por una nueva política que pasó de plazas y calles a los platós de televisión y cuando una parte del movimiento alternativo se hizo partido, entrando en el sistema, éste, procedió como el Saturno de Goya. 

Consumado el fracaso en la investidura de Rajoy, ¿debe la izquierda parlamentaria intentar una salida alternativa? Quienes plantean esta hipótesis, parten de una aceptación, imposible hace unos meses. Aunque en este blog se ha considerado al PSOE como un partido socialdemócrata, con electores de izquierda que, en ocasiones, sustentó gobiernos y políticas de derechas —malversando con ello la confianza depositada—, no todos lo aceptaban como parte de la izquierda. Las similitudes escatológicas y otros ingenios difamatorios lo prueban. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Nos hemos perdido algo? Salvo la negativa socialista a facilitar la investidura de Rajoy y el acoso indecente a que han sido sometidos para que cambiaran esta decisión, no ha pasado nada. La línea ideológica y programática sigue siendo la misma, el partido es el mismo con su permanente lucha interna y pluralidad de voces; de José Antonio Pérez Tapia a Susana Díaz, por ejemplo.

¿Debe el PSOE impulsar una alternativa? Parte del PSOE entiende que no se puede apoyar al PP por sus políticas y por ser un partido corrupto investigado por asociación ilícita, cohecho, falsedad contable, fraude, malversación, prevaricación, estafa en concurso con falsedad en documento mercantil, delito contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, daños informáticos, encubrimiento y delito electoral continuado. Otra parte apuesta por permitirlo con una abstención estratégica. Cataluña a parte —¿puede una democracia temer la consulta a los ciudadanos?—, hay cuatro aspectos a considerar:

Reparto de escaños. ¿Hay representación suficiente para intentarlo? Por mucho que nos empeñemos, no hay los escaños necesarios. Incluso soslayando la distancia ideológica con el PNV, ¿olvidamos la política de recortes del Govern de la Generalitat?, ¿obviamos la corrupción de CiU travestida ahora en PDC? Una alternativa de izquierdas no suma sin la abstención de Ciudanos; una transversal, sí; los vetos entre UP y C’s así como el tacticismo entre PSOE y Podemos, lo impedirán.

Situación interna. Hay socialistas más interesados en derrocar a Pedro Sánchez que en impedir otro gobierno de Rajoy. El enfrentamiento llevó a Susana Díaz, en la misma noche electoral, a difundir la mentira de que eran los peores resultados de la historia del PSOE. Esta falsedad que repiten algunos socialistas así como otros políticos, columnistas y tertulianos, es fácil de desmontar. Los libros de historia y las hemerotecas están para ser consultados. En todo caso, ¿puede formar gobierno un partido con 85 diputados y en permanente guerra interna?

Relación con el resto de la izquierda. La pugna por ser la opción mayoritaria de la izquierda ha dejado pasajes lamentables, ¡y los que están por venir! Desconfianza es la palabra que define la relación del PSOE con Podemos. Aunque se endosen las culpas mutuamente, el caso es que el PSOE desconfía tanto de Podemos como Podemos del PSOE. Ya en la configuración de ayuntamientos y comunidades autónomas, siendo capaces de unir sus votos, ninguno confió en el otro. ¿Cuántos ayuntamientos o autonomías gobiernan en coalición?

Realidad mediática. El control de los medios de comunicación es un éxito del PP y una tara democrática. Sin pluralidad informativa no hay democracia. Si todo gobierno necesita quien le escriba, la izquierda no cuenta con ninguno de los grandes medios. Una prueba; en los últimos meses, los principales medios han concertado portadas y editoriales coaccionando hasta la náusea para que Rajoy fuera investido presidente.

Con este panorama y con un Senado, en manos del PP, como cámara de obstrucción y bloqueo, ¿está el PSOE en condiciones de presentar una alternativa de gobierno?

Es lunes, escucho a Fred Hersch Trio:

 

Algunos post interesantes: ¿Hay alternativa a un gobierno del PP? En el timo de la estampita sólo caen los lerdos Empieza el ataque contra el movimiento escéptico No a Rajoy, ¿y ahora qué? Boca de obispo, lengua de avispa #Soria y el Banco Mundial me confunden Referencia, influencia y manipulación Rufián y rufianes ¿Dónde está la «nueva política»? Comulgar con ruedas de molino


4 comentarios

  1. Por decencia democrática no se puede permitir un gobierno del PP, aunque, como dices (y comparto) en unas terceras elecciones el panorama sea aún más tétrico. El gobierno de izquierdas no lo quiso el PSOE en diciembre, así que ahora es imposible. Sería posible, simplemente aceptando la consulta en Catalunya. Obtener los votos de Convergència (o lo que sea) y PNV no significa gobernar con ellos. Siempre se ha pactado con nacionalistas y nadie se había llevado las manos a la cabeza por ello. Da igual, que este PSOE esquizofrénico permita la consulta es una utopía.
    Así que lo único que se me ocurre como salida digna para tirar un par de años es un gobierno en minoría socialista en base a cuatro o cinco grandes acuerdos que aceptase UP y en los que C’s al menos se abstuviera. Unidos Podemos se vería obligado a aceptar a regañadientes (a mí tampoco es una opción que me entusiasme). Pero mucho me temo que la jugada va a ir más en la línea del pacto “progresista” post 20D. A Sánchez no le van a dejar en su partido gobernar con 85 diputados.
    Malos tiempos para la lírica.
    Un abrazo.

    • JCRomero dice:

      Efectivamente, las terceras elecciones pueden ir a peor (visto lo visto, el caso Soria puede proporcionar un buen número de votos al PP) o repetir unos resultados prácticamente iguales. Coincido contigo que el gobierno de izquierda no lo quiso el PSOE tras el 20D y añado que el transversal no lo quisieron otros. Aunque no se trata de cargar responsabilidades en unos y otros, ahora pienso que cualquier gobierno alternativo hubiera sido mejor a un gobierno del PP.
      Es cierto que el gobierno central se apoyó en los nacionalistas en ocasiones, particularmente para mí el problema no es el posible acuerdo con los nacionalistas sino con aquellos que son corrupto y que han gobernado desde el desprecio a los más desfavorecidos con recortes más radicales que los efectuados por el PP. La consulta sobre Catalunya es un problema; el PSOE ha involucionado en este asunto; o cambia de postura o todo será más complicado. La salida que propones es razonable pero me temo que C’s no la aceptaría y la jauría mediática tampoco.
      Un abrazo.

  2. Buena descripción de la situación pero yo no me resigno a que, a causa de todas las dificultades que enumeras, acabemos en el peor de los escenarios. Será por la ingenua juventud de mis espléndidos 61 años

    • JCRomero dice:

      Gracias por leer y comentar. Ya me gustaría tener la confianza que expresas pero, aunque deseo equivocarme, no veo un gobierno alternativo y no tengo claro que sea peor dejar gobernar al PP con un control eficaz desde el Parlamento o ir a unas terceras elecciones. Lo de Soria, por ejemplo, muy probablemente no le reste un solo voto.

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