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PSOE y PP, ¿la misma mierda es?

El PSOE atraviesa el desierto que merece, cargando con el recuerdo colectivo de la segunda legislatura de Zapatero. Esa pesada losa la arrastrará hasta que ese recuerdo se diluya en la memoria y el partido culmine una trasformación profunda en ideas, organización y dirigentes. Por mucho que el PSOE hable de apertura, lo cierto es que camina ensimismado, encorsetado por la disciplina de partido y abandonado por el hartazgo de tanto desengaño. Malos tiempos para la esperanza, compañeros, cuando hasta en la retórica se copia a la derecha.

Que las reformas —las laborales y la constitucional— aprobadas por PSOE y PP están perjudicando a los más vulnerables, parece evidente; que ambos partidos son los principales responsables del deterioro de la política y de pésima consideración que de los políticos se tiene, es incuestionable. Aún así, a pesar estas y otras similitudes o de la necesidad profiláctica de buscar refugio electoral en el voto blanco o en una izquierda real, no comparto la frase: «PSOE y PP la misma mierda es».

El PSOE está empañado por la memoria y sus contradicciones. ¿Acaso no hay dentro del PSOE quien defiende con entusiasmo el Concordato y quien aceptaría complacido el retroceso en treinta años que supondría la anunciada reforma de la ley del aborto? ¿No hay dirigentes socialistas más monárquicos que el rey y que esconden su monarquismo bajo el oxidado «no soy monárquico, soy juancarlista»? Sin recordar el acento españolista de Rodríguez Ibarra, entre otros, ¿no hay en el PSOE defensores de una mayor centralización del Estado, o quienes, como Wert, estarían encantados devolviendo a la iglesia católica los privilegios en educación o españolizando a los alumnos catalanes? ¿Sorprendería que algún dirigente socialista se mostrara comprensivo con la descalificación que del ciudadano crítico escupe la derecha? ¿Acaso Felipe González, con un 30% de niños en riesgo de pobreza y tantas familias expulsadas de sus casas, no puso el acento en el sufrimiento de los hijos de políticos olvidando el sufrimiento de los hijos de los desahuciados? En política económica, ¿hay diferencias sustanciales? Conclusión: antes de volver a pedir la confianza de los electores, el PSOE tendría que construir un proyecto para reencontrarse con sus orígenes y con sus bases.

Pero volviendo al coro escatológico, quienes repiten lo de «la misma mierda es» omiten la diferencia entre las políticas sociales puestas en marcha por el PSOE y la beneficencia caritativa, de golpes en el pecho y jaculatorias susurrada en los labios, que hace el PP. Es cierto que el recortómetro se inició hace tres años, gobernando el PSOE pero ahora, con Rajoy estamos en un periodo de recortes y retrocesos que nos devolverá a épocas pasadas.

La involución, el retorno al pasado, parece evidente cuando de los creadores de «Rezar contra la crisis» llega al Telediario de TVE «Cómo vestir con decoro»; o cuando se pretende adoctrinar, suministrando ideología en las escuelas, y haciendo desaparecer de los textos escolares referencias tan revolucionarias como la «riqueza y pobreza» o «la falta de acceso a la educación como fuente de pobreza». En todo caso, como el PP dice inspirarse en los principios del humanismo cristiano, habría que recordarle aquello de «dar de comer al hambriento», «sanar al enfermo» o las dificultades del rico, la aguja y el camello.
La diferencia entre Gobiernos de un partido y otro son evidentes. Que la dependencia, igualdad, reproducción asistida, investigación biomédica o memoria histórica sean pasto de los recortes del actual Gobierno, lo avala. La subida del salario y pensiones mínimas,  la independencia de RTVE, el aumento de la inversión en I+D, el proceso de paz y desaparición de la actividad terrorista, el aumento en ayuda exterior o la regularización de inmigrantes también sirven para el contraste. Aún así, puedes ciscarte en el PSOE y en el PP por separado o conjuntamente, relajarte con deposiciones sobre unos y otros pero, a pesar de ciertas miserias y confluencias, PSOE y PP no son lo mismo.
 

8 comentarios

  1. […] trataba de argumentar contra ese lema que entona la ciudadanía que manifiesta su hartazgo: PSOE y PP la misma mierda es. A este paso, vista ésta y otras acciones miméticas, no tendré más remedio que sumarme al coro. […]

  2. Verbarte dice:

    Vaya, se me ha adelantado Benjamín, pero yo también te he premiado. http://wp.me/p2v1L3-jI

  3. Buenas madrugadas, me paso por aquí para comunicarte que te he concedido un ‘Liebster Award’: http://brecacha.wordpress.com/2013/05/20/no-hay-dos-sin-tres-otro-premio/ Saludos!

  4. manumarin dice:

    El principio del fin del ‘acostumbramiento’

  5. Verbarte dice:

    Discrepo. PP y PSOE son lo mismo: dos consejos de administración diferenciados en elementos ornamentales para un mismo negocio político. Ambos partidos se necesitan mutuamente para ofrecer una apariencia de alternativa que en realidad es alternancia, para simular que las urnas se reflejan en el reparto de escaños y de la tarta, para mostrar que otro sistema no es posible.

    Ambos partidos se asemejan demasiado en vicios democráticos y virtudes corrompidas como para pensar que son diferentes. El PP, abandonado el disfraz demócrata, se ha posicionado en la extrema derecha dejando que el PSOE, abandonados sus principios fundacionales, ocupe el centro derecha. Ambos partidos son derecha, radical o moderada, pero derecha a fin de cuentas.

    Los gestos que el PSOE tuvo durante la etapa Zapatero, y que se interpretaron en clave de izquierda, fueron operaciones cosméticas hábilmente diseñadas y torpemente presupuestadas que le dieron una capa roja al gobierno y que no llegaron a cuajar debido a la ausencia de tapaporos y fijador aplicados con eficacia antes y después de cada decreto ley. No le importaron los resultados, sólo el impacto publicitario.

    El giro radical hacia posiciones radicales de extrema derecha ha servido para volver a poner en valor el periodo Zapatero, pero eso no quiere decir que el PSOE sea de nuevo un partido de izquierdas, sino que parece menos de derechas.

    • Discrepo en parte. Es cierto que ambas formaciones se parecen mucho aunque en el funcionamiento interno hay diferencias. El PSOE siempre anda buscando formas de mejorar la democracia interna, pero como en tantas otras cosas, le faltan agallas para de una vez por toda aprobar un funcionamiento interno verdaderamente democrático. En el PP la democracia interna es inexistente y si hablan de ella es porque constitucionalmente se exige una apariencia democrática.
      Discrepo en tu apreciación sobre la falsa apariencia progresista de ciertas leyes de la época de Zapatero (por cuestiones que no vienen al caso, conozco lo que significó la ley de dependencia) Sin duda, en ésta como en otras, se debió avanzar más; la de memoria histórica fue un claro ejemplo de una ley que apuntó poco más que buenas intenciones. En todo caso estas leyes supusieron un avance al que faltó un desarrollo normativo más decidido pero…
      No me interesa tanto la etiqueta de izquierda. Quiero decir que el debate sobre si un partido es de derechas o izquierdas aporta poco. Lo interesante es el proyecto que cada formación pone en marcha cuando llega al poder, ya sea local, autonómico o nacional. Estamos en un sistema donde todo está muy encorsetado y, en ocasiones, la etiqueta no responde al contenido. Conozco ayuntamientos con mayorías de PP, PSOE e IU y cuesta mucho encontrar diferencias significativas en la gestión municipal. El mayor error de Zapatero fue no plantarse cuando le presentaron aquella hoja de ruta en mayo del 2010, dimitir y convocar elecciones. El gran error del PSOE fue callar y avalar aquel despropósito.

  6. Efectivamente, en teoría no son lo mismo, pero a la práctica la última época del gobierno de Rodríguez Zapatero pone muy en duda la teoría. Está claro: con el PSOE no se cuestionaría la actual ley del aborto, ni habría contrareforma educativa, pero tengo muchas dudas sobre qué pasaría con la financiación de la ley de la dependencia, por ejemplo. El PSOE, igual que está pasando con Hollande en Francia, habría acabado arrollidándose igualmente ante mamá Europa (Merkel) y papá mercado. Nada me hace pensar lo contrario. Quizás habría mostrado algo más de sensibilidad hacia el movimiento antidesahucios y habría intentado que el tijeretazo a la sanidad y la educación fuera algo más modesto, pero el rumbo de la nave no sería muy diferente. El PSOE no ha demostrado personalidad para enfrentarse a los poderes externos e internos que dirigen el cotarro, y va a tener que hacer una renovación a fondo y a conciencia para que la gente recupere la confianza en un partido que, personalmente, creo que nunca volverá a tener la misma trascendencia en el panorama político español. Saludos.

    • Es cierto que al PSOE le ha faltado decisión y compromiso para profundizar en muchas de las leyes que aprobó. Quizá tuviera miedo de la reacción de una prensa demasiado escorada a la derecha y de una cúpula eclesiástica que, por aquellas fechas, salía en procesión a las calles sustituyendo imágenes de santos por pancartas. Pudo ir más lejos; porque a todo ese ramilletes de leyes progresista le faltó mayor decisión y compromiso. Aún así dicha legislación supuso un avance que ahora el PP en el Gobierno intenta rebajar. En lo económico y ante las exigencias de Bruselas la única salida honesta era el adelanto electoral.
      El problema del PSOE actual no es el cartel electoral, que también, el verdadero drama del PSOE es determinar cómo volver a conectar con un electorado que preventivamente huye de todo lo que suene a PSOE. Por ello, antes de salir a la calle a pedir el voto, lo primero sería mirarle a la cara a sus militantes y a quienes simpatizan. Entre unos y otros l partido debe salir a la calle,

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